18-09-2017 / Ambiente.- Es una enfermedad fúngica que afecta al cultivo de Soja atacando hojas, tallos, vainas y semillas.
El hongo sobrevive durante el invierno en la semilla y en el rastrojo infectado. Una vez que el patógeno se introduce en un área, el rastrojo constituye la principal fuente de inóculo primario, es una enfermedad policíclica, es decir, con varios ciclos de infección durante la campaña. Adicionalmente las esporas que produce el hongo son diseminadas a plantas sanas por el salpicado de las lluvias y, en menor medida, por el viento.
El síntoma más típico y clásico es en hoja, es similar al de la viruela de la Acelga que comúnmente vemos cuando compramos esta verdura. Este síntoma es el que da el nombre a la enfermedad, ya que son lesiones generalmente circulares, con centro claro (grisáceo) y borde oscuro (color de vino tinto) similar al ojo de la rana, adicionalmente sobre las lesiones se forman conidios libres de color pardo oscuro, que es la forma de diseminación de esta enfermedad.
En tallos las lesiones son alargadas y deprimidas, al comienzo de color rojizo pero a medida que el cultivo madura, se tornan gris pálido. Similares síntomas se observan en las Vainas. Las semillas infectadas presentan rajaduras y manchas de color.
El cultivo de soja es susceptible o moderadamente susceptible, y al adquirir el hongo verá afectada su área foliar fotosintética, además las hojas caerán prematuramente, todo esto disminuirá su rendimiento. En Argentina se han detectado casos de pérdidas de 2000 kg/ha en cultivos donde el potencial era de 4000 Kg/ha.
De acuerdo con los estudios el hongo sobrevive en forma de micelio sobre las semillas infectadas. Las altas temperaturas y la humedad conducen a la formación de conidios, que son transportados por el aire y por el salpicado de las gotas de lluvia a corta o mediana distancia (hablamos de metros no de Kms).
Las semillas infectadas generalmente reducen su poder germinativo o producen plantas débiles. Los cotiledones infectados constituirían la fuerza de inoculación primaria para infectar las hojas jóvenes. Bajo condiciones favorables para el patógeno se pueden producir varias infecciones secundarias durante el ciclo del cultivo.
Es importante considerar que Cercospora Sojina es un patógeno con alto potencial de variabilidad genética, pudiéndose diferenciar varias razas fisiológicas, razón por la cual, las variedades resistentes a algunas razas determinadas podrían ser afectadas por otras nuevas razas.
En el caso del Cono Sur (Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay), los niveles de infección máximos de la enfermedad han sido encontrados en aquellos lotes con altos niveles de humedad ambiente y donde la recombinación genética ha sido significativa.
Está plaga fue reportada por primera vez en la zona centro de Argentina en 1983, y en la zona norte en la campaña del Cono Sur para 1998, en ambos casos sin ocasionar daños importantes. A nivel mundial su distribución es amplia, pero es más importante en las regiones cálidas y húmedas. Fue citada por primera vez en Japón en 1915.
Sin lugar a dudas la siembra de cultivares resistentes es la principal herramienta para el control de esta enfermedad, en caso de usar cultivares que sean susceptibles, la solución más practica es aplicar fungicidas foliares.
En lo que respecta a rotación de cultivos, es una práctica aconsejable ya que no sólo reduce de manera significativa los daños, sino que disminuye también la incidencia de otras enfermedades.
El uso de semillas de alta calidad y libres del patógeno es otra práctica que debe tenerse en cuenta.
Fuente: www.minutaagropecuaria.com